Con Palabras Propias 3
(verano 1997)
Directorio
Director y editor responsable
René Nájera Corvera
Consejo de redacción
Daniel Guzmán Pelcastre
Fernando Velasco Gallegos
Diseño y edición
Víctor Manuel Gutiérrez G.
Dibujos originales y portada
Martín Villanueva (Linos)
Fotografía
María del Rosario León Reyes
Apoyo técnico
Benito López Martínez
Asesoría
Ma. de Lourdes Campos Campos
Ma. Estela Garza Ramírez
Enrique Morales Beristáin
Presentación
Reinvención y creatividad
No sé si la palabra exacta sea reinvención, lo cierto es que el tercer número de Con Palabras Propias retoma una idea que se pespunteaba en el número anterior para hacerla prosperar con rigor y con cuidado. Si antes la propuesta de los profesores fue un catálogo de material didáctico con folleto y audiocasete, esta vez el paso es hacia adelante: ahora se trataba de seleccionar un videocasete que no sobrepasara el tiempo de una sola sesión, que tuviera un contenido literario, un mensaje concreto y un enfoque educativo, es decir, que tuviera un límite de duración, un audio y una imagen aceptables para, posteriormente, con la conducción del maestro, iniciar un debate y un diálogo crítico en torno al video. Por supuesto, el material se titulaba El video en el aula, además de tener la ficha técnica, era como un instructivo que incluía indicaciones sobre cómo presentar un trabajo colectivo, un video con intención didáctica. Esto de suyo es interesante, pero la gestación del proyecto y sus avatares son narrados de manera amena en el texto introductorio a los videos. Como el anterior, es justo mencionar que este proyecto también fue resultado de un curso de once sesiones sabatinas. En este lapso se adaptaron seis videos que reunieron las condiciones operativas para aplicarse en clase. Una prueba más de que la creatividad es el sello de los profesores, quienes en esta ocasión hacen alianza con la pantalla de televisión.
Actualización e investigación
En este mismo sentido, la entonces directora del CAM DF nos habla de la importancia de la actualización para los docentes del país. Para ella la práctica cotidiana de los profesores debe ir emparejada con la actualización, que es el rasgo distintivo de la sociedad contemporánea, es un proceso dialéctico e integrador que hermana el trabajo en el aula con la investigación. Es así que trata el tema de los cursos de actualización, que en esos años se convertían en seminarios de todas las materias, considerando lo que hoy llamaríamos las TIC, las tecnologías de la información, que en ese entonces estaban en ciernes.
XEICM al aire
El tema del video en el aula se complementó con dos importantes aportaciones, en la página 16 se hace un recuento de los momentos clave del uso del radio y la televisión con intenciones educativas desde 1937 hasta 1971, en donde se incluye, por supuesto, el papel del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (IFCM), conocido hoy día como CAM DF. El IFCM operó diariamente durante 13 años como XEICM, en el que se transmitían programas dirigidos a la actualización de los profesores. Un esfuerzo enorme de la gente que grababa, producía y transmitía no sólo a toda la República, sino a todo el Continente Americano y a Europa Central. El dato curioso y lamentable es que todo ese acervo se perdió después de su clausura en 1976, pues la fonoteca quedó en el olvido de las bodegas de Radio Educación.
La aportación de Latapí Sarre
La otra aportación es la parte que reúne las reflexiones del doctor Pablo Latapí Sarré (1927-2009) en torno a la televisión, el video, los medios electrónicos y la educación. Entre otras apreciaciones, menciona algo que sigue vigente: el niño que ve mucha televisión se vuelve un receptor pasivo, sí, aumenta su acervo informativo, conoce muchas cosas, pero de manera superficial, entonces su capacidad de razonamiento decrece y su espíritu crítico permanece en el letargo. En ese lejano 1997 aún no proliferaban las laptop, las tablets ni los smartphones, pero las palabras del doctor Latapí resuenan y tienen una actualidad mayúscula.
Crítica a la sociedad
Este número no podía dejar de lado la reseña y el ensayo. En estos géneros los profesores se explayan en sus apreciaciones críticas en torno a la obra “Dos viejos pánicos” de Virgilio Piñera, en que la relación de pareja se torna en un vaivén de poderes, donde lo absurdo impera ante lo racional, la costumbre se convierte en ley, todo como un reflejo de la sociedad moderna, el juego abyecto en la que estamos inmersos. En esta misma tesitura, es abordado El espejo enterrado de Carlos Fuentes. Crítica a la sociedad mexicana desde la época prehispánica a nuestros días, un espejo cuyos reflejos no siempre son halagadores, pues nos devuelve imágenes que, según los profesores, nos obligan a asumir nuestra realidad y sus consecuencias, después de todo nuestros actos nos definen ante los otros. También Jorge Luis Borges es analizado por los docentes, su “Poema de los dones” adquiere otro color ante los ojos inquisitivos de esta crítica: en su obra, dice la profesora Laura Patricia Maya, existe como constante la dualidad: el tiempo es intemporal, una persona es o ha sido muchas personas, lo fantástico convive con la realidad, el instante y la eternidad, el presente es pasado y el pasado presente.
La profesora Lourdes Campos Campos presenta los ensayos emanados del curso Literatura y sociedad, cuyo propósito era vincular los hechos históricos con la literatura, relación dialéctica que considera la vida de los literatos de manera determinante como producto de la sociedad. Se trataba entonces, y ahora, de hacer crítica literaria a la luz de la sociedad. Una propuesta actual que trajo consigo estos cuatro ensayos, los mejores del curso: “El áspero ambiente de Macario”, “México sigue en llamas” sobre Juan Rulfo; “La lucha de clases en Dormir en tierra” de José Revueltas y “Rosario Castellanos y su visión de la mujer en El viudo Román”.
No podemos dejar de mencionar las imágenes que ilustran este número. Además de la selección minuciosa de dibujos y fotografías, Martín Villanueva (Linos) hace los retratos de la entrevistada y la portada; las fotografías son de María del Rosario León Reyes, alumna de estos cursos.